JÍBARA
“Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte”. Rut 2:12
Rut, una jibarita de los campos de Moab, vendría a ser bisabuela del rey David. Sí, una jibarita. Es una bella historia la de Rut y su suegra Noemí. Nos lleva a ver la vida desde una perspectiva restauradora. Restauradora porque Dios restaura el pasado de ambas mujeres a través de la obediencia, amor y sumisión de la jibarita. Me imagino a Rut, una joven hermosa y sufrida. Seguramente el sufrimiento había dejado huellas en su rostro, huellas que Dios borraría al honrarla por su actitud positiva ante la vida trágica que había llevado.
Se casa con Mahlón, en los campos de Moab. Mahlón significa enfermo o enfermizo. Seguramente debido a alguna enfermedad que le aquejaba desde su nacimiento, murió. Ella renuncia a su tierra, su parentela, a sus dioses cuando ve partir a su suegra de vuelta a Belén. Algunos podrían pensar que ella iba en busca de experiencias nuevas, maravillosas, refrescantes o de otro marido joven y fuerte, mas no fue así. Ella acompañó a su suegra porque la amaba, eran amigas íntimas, un amor de hija a madre. ¡Hermoso! Ese maravilloso verso 2:16, demuestra la profundidad de ese amor y su conversión al Dios de Israel, Jehová, de quien Noemí le debe haber hablado diariamente.
Respondió Rut:
No me ruegues que te deje,
Y me aparte de ti;
Porque a dondequiera que tú fueres, iré yo,
Y dondequiera que vivieres, viviré.
Tu pueblo será mi pueblo,
Y tu Dios mi Dios.
Joven, viuda, sin hijos y con su suegra anciana ya. Así caminaron desde Moab hasta Belén, una distancia de cerca de 100 kilómetros de terreno rocoso y montañoso, sin protestar. Belén, significa Casa del Pan, y luego de la hambruna que llevó a Noemí y Elimelec a Moab, el “pan”, la provisión de Jehová, había regresado a Belén.
Dios convierte las desgracias en bendiciones, la condición es la fidelidad, obediencia, sumisión y arduo trabajo. Rut trabajó largas horas recogiendo espigas de las que se caían en el camino a los segadores. Largas horas hasta el anochecer, durante toda la época de la siega del trigo y de la cebada, mucho tiempo. No se quejó, no se echó a llorar, no se deprimió, no se buscó a alguien más; sólo asumió el cuidado de su anciana suegra, la amó y la honró.
Luego de ser probada en todas estas cosas, fue bendecida con su matrimonio con Booz y vino a ser bisabuela del rey David. Fue una moabita, con un corazón conforme al corazón de Dios. Una jibarita de Moab, que es parte del linaje del Mesías. Eso es lo que Dios hace con los corazones desprendidos, obedientes, sumisos y llenos de amor; los bendice SOBREABUNDANTEMENTE. ¡Él es fiel!
¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? ¡No temas, Cree solamente!
En el amor de Jesús,
Maribel Román Santiago©
Que distancia hay entre belén y moab
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