Estanque de Betesda

Actitud Equivocada

“Y había allí un hombre que hacía 38 años estaba enfermo.”
Juan 5: 5

Llevaba 38 años enfermo, en un lecho, acostado frente al estanque de Betesda, “lugar de la misericordia” o “casa de la gracia”,  esperando un milagro de sanidad.  Tal vez había sido abandonado por sus familiares y amigos, ¿quién sabe?  Estaba  esperando un milagro que solo ocurría cuando un ángel del Señor agitaba el agua. Pero él siempre llegaba tarde porque no tenía quién lo ayudara a llegar al estanque. 

Jesús fue conmovido cuando le vio y le preguntó si quería ser sano.  Él no le contestó, sino que le dio la excusa o “razón” por la cual no había podido llegar al estanque de Betesda a tiempo. “Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho y anda.” Juan 5:8  El que había estado enfermo por 38 años recibió la sanidad instantánea, mas en ningún momento se muestra algún agradecimiento al que le sanó.  Mas cuando los judíos le reclamaron por estar llevando su lecho durante el día de reposo, declara que Jesús había sido el responsable. El hombre tenía una actitud equivocada, ¡qué barbaridad!

Al menos dos lecciones podemos desprender de este pasaje:

1ro:  Hay personas que no pueden apreciar los milagros que Dios hace, porque están fijadas en las doctrinas y no en la misericordia y amor de Dios. “Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho.” Juan 5:10. 

Amados, aprendamos a apreciar las misericordias de Dios para nuestras vidas, que son nuevas cada mañana, y dejémonos de estar buscando defectos en los demás. 

2do: El ser humano está presto para responsabilizar a otros por sus propios agravios. “El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda.” Juan 5:11. Jesús lo había sanado, es cierto, pero él no quería ser juzgado, sino que le echó la culpa a Jesús, “El hombre se fue y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado”. Juan 5:15

¡Dios es Perfecto! 

Atesoremos los milagros de Dios, día a día y no juzguemos para que no seamos juzgados.  Seamos prestos para escuchar y tardos para hablar, recordando que en las muchas palabras hay pecado.

¡Dios te bendiga rica y abundantísimamente!

¡No temas, Cree solamente!

En el amor de Jesús,

Maribel Román – Santiago©

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