Tu nombre puede ser cambiado
Tu nombre puede ser cambiado
“Y aconteció que al salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre Benoni; mas su padre lo llamó Benjamín”. Génesis 35: 18
Benoni, hijo
de mi tristeza, exclamó Rebeca antes de morir. Una vida por la otra. Nació un
hijo, muriendo una madre. En medio de
aquella penumbra, y exhalando dolor le dio un nombre que traería tristeza toda
su vida. Un nombre que lo marcaría para
toda su vida, una de tristeza. Pero su amante padre, previendo el futuro de su
hijo y con el sincero deseo de alterar aquella “maldición”, le cambió su nombre
a Benjamín, “hijo que tendrá éxito”. Es que los padres ejercemos autoridad sobre
nuestros hijos con nuestras palabras. Palabras para maldición o palabras para
bendición.
A través de
las Sagradas Escrituras podemos ver cómo los patriarcas derramaron bendición y
maldición sobre sus hijos. Sus palabras fueron clave en las vidas y los futuros
de sus hijos. Abraham bendijo a Isaac con mayor bendición, mientras que a
Ismael lo relegó al desierto. Isaac a su vez, bendijo a Jacob, mientras que a
Esaú lo dejó bajo la sombra de su hermano Jacob, quien vendría a convertirse en
Israel. Jacob bendijo a 10 de sus hijos y a dos de sus nietos, los hijos de
José, su hijo amado; no bendijo a aquellos dos hijos causantes del gran
sufrimiento que vivió al creer a José muerto, devorado por las fieras del
campo. Así mismo los nombres de los
patriarcas y sus hijos estaban cargados de significados que afectarían sus
vidas.
La vida de
Jacob fue cambiada drásticamente, cuando luchó con el Ángel. El Ángel sabía que llevando el nombre de “Usurpador”, Jacob no podría ser Padre de
Naciones y por eso se lo cambió antes de bendecirlo. En ese momento, la maldición de ser un
mentiroso y usurpador quedaría rota. Aunque luego le mintiera a su hermano Esaú
y tomara un rumbo distinto al que le dijo. Cuando cambia tu nombre, tu actitud
debe cambiar. Tienes que poner de tu parte. Si antes eras un mendigo espiritual
hoy debes ser un príncipe o princesa del Reino. Compórtate como tal.
¡Aspira a
las alturas! Allí se encuentran las bendiciones de Dios. Él te llamó, te
predestinó para tus alturas. Te puso nombre nuevo. Mío eres, te dijo el Señor
(Isaías 43:1). Así le recuerda a Jacob, que Él fue el que le dio un nombre
nuevo, “Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh
Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú”. ¡Qué
hermosa Palabra!
Somos del
Señor, pueblo de Israel. Somos del Señor, Israel espiritual. No temas, “Porque
a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable y yo te amé” Isaías 43: 4.
Así que
amados padres y madres, derramemos bendiciones sobre nuestros hijos y
declaremos Victoria sobre sus vidas desde sus nacimientos. Seguramente,
nuestras palabras tocarán el corazón de Dios y todo obrará para el bienestar de
todos.
¡Dios te
bendiga rica y abundantísmamente! Recuerda,! No temas, Cree solamente!
En el amor
de Jesús,
Maribel
Román Santiago©
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