EGIPTO...






EGIPTO…

“Y les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel… Si os quedareis quietos en esta tierra, os edificaré y no os destruiré… No temáis de la presencia del rey de Babilonia, del cual tenéis temor; no temáis de su presencia, ha dicho Jehová, porque con vosotros estoy yo para salvaros y librarlos de su mano…”  Jeremías 42: 9 – 11

Egipto era la tierra en la cual habían fijado sus ojos. Su objetivo era mudarse a Egipto, porque allá no verían guerra, ni oirían sonido de trompeta, ni padecerían hambre (v. 14); solo quedaba un remanente del pueblo de Israel, los pobres, a quienes el rey de Babilonia les había cedido la tierra y su cosecho en heredad, al llevarse cautivos a Sedequías, su familia y el pueblo.

Ellos le pidieron a Jeremías que orara a Jehová, acerca de qué camino tomar, si quedarse o mudarse a Egipto. Egipto representaba la paz, la prosperidad, la saciedad. Pero, Egipto no estaba en el plan de Dios para ese remanente.

En una ocasión Dios preparó a Egipto, a través de José el hijo de Jacob, para recibir a su pueblo, para prosperarlo, para alimentarlo y Egipto fue su refugio. Pasado el tiempo, muertos José y Jacob, Egipto se convirtió en una prisión y el pueblo de Dios en esclavos y se acostumbraron a la esclavitud. Dios los socorre a través de Moisés  y con muchas señales, milagros y prodigios, los saca hacia la libertad que se encontraba cruzando el Mar Rojo. Pero ellos, al primer indicio de dificultad rechazaron a Dios y anhelaron con todas las fuerzas de su corazón regresar a Egipto. Por eso ninguno entró a la Tierra Prometida, excepto Caleb y Josué quienes le creyeron a Dios.

El pueblo de Israel, cada vez que se encontraban en situaciones difíciles veían a Egipto como refugio de paz y prosperidad y tornaban su mirada de Dios. Buscaban la seguridad en las cosas que ellos podían resolver, lo que era tangible, lo que podían controlar y desviaban su mirada del Dios de los imposibles, porque era más seguro confiar en sus propias fuerzas y pensamientos que en los del Dios de Israel, Jehová.

Dios les advirtió lo que les sucedería si se mudaban a Egipto, mas ellos rechazaron la voz de Dios y por sus propias fuerzas se lanzaron hacia Egipto… ¡Lo demás es historia!

Así somos los cristianos. Andamos buscando hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas. Oramos y cuando la respuesta de Dios no nos satisface, terminamos haciendo lo que creímos ser lo mejor y desobedecemos la voz de Dios.

No siempre lo que tu lógica te dicta es realmente lo mejor para ti y tu casa. Nuestra lógica puede ser burlada por nuestros propios deseos y aspiraciones y no necesariamente por lo que Dios tiene reservado para nosotros.

Jeremías 33:3, dice: “Clama a mi y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces.” No conocemos el futuro. Y no somos dioses. Déjate guiar por tu Creador y no sigas insistiendo en hacer tu voluntad, “en volver a Egipto”. No es lo mejor para ti, ni para tu casa. Espera en Jehová, Él no tardará en contestarte y cuando lo haga verás que sus caminos y sus planes para ti y tu casa eran superiores a los que en tu mente finita tenías pensado. Espera en Jehová y Él te prosperará en todos tus caminos. “Aguarda a Jehová; Esfuérzate y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová”, Salmo 27:14.

¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? – Juan 11:40
¡No temas, Cree solamente!
¡Dios te bendiga rica y abundantemente!

En el amor de Jesús,
Maribel Román Santiago©





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