¿QUIÉN ES TU ENEMIGO?
¿QUIÉN
ES TU ENEMIGO?
“Ezequías tomó las cartas de mano de los
embajadores, y después de leerlas subió al templo del Señor y, extendiéndolas
delante del Señor, oró en su presencia. Dijo:
Señor y Dios de Israel, que
habitas entre los querubines, sólo tú eres el Dios de todos los reinos de la
tierra. ¡Tú hiciste el cielo y la tierra! Inclina, Señor, tu oído, y
escucha. Abre, Señor, tus ojos, y mira. Oye las palabras de Senaquerib, que ha
mandado blasfemarte a ti, el Dios viviente. Es verdad, Señor, que
los reyes de Asiria han destruido naciones y países, y que han lanzado al
fuego a sus dioses; pero es que ellos no eran dioses, sino hechura humana de
madera y de piedra. ¡Por eso los destruyeron! Pero ahora, Señor y
Dios nuestro, ¡sálvanos de su poder! Yo te lo ruego, para que todos los reinos
de la tierra sepan que sólo tú, Señor, eres Dios”. 2 Reyes 19:14-19 (RVC)
El pueblo de Judá tenía muchos enemigos que lo
querían destruir, pero de entre todos éstos había uno que acababa de pronunciar
su exterminación inmediata… ¿Te has
tenido que enfrentar a un enemigo que te acecha para destruirte con todas sus
fuerzas y la de los dioses a quienes sirve?
Pues no eres el único. Así mismo le sucedió a Ezequíaz, rey de Judá,
quien había hecho lo recto ante los ojos de Jehová. “Ezequías puso su confianza en el Señor, el
Dios de Israel. Entre todos los reyes de
Judá que hubo antes o después de él, no hubo ninguno como él”, 2 Reyes 18: 5.
Cuando el enemigo, envió sus emisarios para amedrentarlo,
incapacitarlo, intimidarlo, apesadumbrarlo, deprimirlo, avergonzarlo ante su
pueblo, y derrotarlo sicológica y emocionalmente, Ezequías se tornó a Dios en
oración. Le habló al Omnipotente Creador
de los cielos y la Tierra, derramando su corazón ante él y reconociendo su
Reino y Majestad. ¡Qué oración tan
sublime y poderosa! Dios ciertamente la
escuchó y de inmediato, envió su contestación librándole de su opresor.
Dios contesta nuestras oraciones, y nos libra del
mal, cuando le reconocemos como el Dios de entre los dioses; como el Rey y Señor
de nuestras vidas. Y, ¿qué enemigo será aquel que podrá sostenerse en pie delante
de un Dios tan poderoso como el nuestro?
¡Amado, NO TEMAS, CREE SOLAMENTE! ¿No te he dicho que si crees verás la gloria
de Dios?
En el amor de Jesús,
Maribel Román Santiago©
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