SANTIDAD...

Santidad
“Sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos porque yo soy santo”. 1Pedro 1:15 - 16
¿Qué es santidad? Ayer una mujer se me acercó para ofrecerme una hoja de papel, un tratado, acerca del Plan de Salvación. Le indiqué que mejor se la diera a alguien que no había conocido a Jesucristo, para que su uso fuera más efectivo, puesto que yo ya conocía al Señor. Ella, evidentemente indignada, comenzó a agredirme con sus palabras indicándome que sin SANTIDAD, nadie vería al Señor. Posiblemente me dijo eso porque mi atuendo estaba compuesto de pantalón de vestir, blusa de manga larga y un poco de maquillaje. Aparentemente para ella yo no entraría al cielo, porque lo que tenía frente a sí no iba de acuerdo con su descripción de Santidad. La religiosidad cegó su entendimiento y encajonó el poder de Dios y su misericordia dentro de un marco de vestimenta y apariencia física. ¡Qué pena da escuchar y ver personas que alegando tener a Jesucristo en sus corazones, con sus palabras y sus hechos lo niegan ROTUNDAMENTE!  ¡Cuánto daño hace la religiosidad! ¿Qué testimonio estamos dando fuera de la iglesia?
La Palabra de Dios de acuerdo al apóstol Pedro nos dice, “como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en TODA vuestra manera de vivir” 1 Pedro 15. La santidad es una orden divina; todos debemos comportarnos como hijos de Dios. ¿“Has oído el refrán que dice, “de tal palo, tal astilla”, o “el fruto no cae lejos del árbol”? Se refieren a lo mismo, “los hijos se parecen a sus padres”. Como hijos de Dios, hermanos de Jesucristo, nuestra conducta, manera de ser, hablar, pensar, debe reflejar nuestra herencia espiritual. Si nuestro Padre es Santo, nosotros debemos buscar la santidad personal en TODA nuestra manera de vivir. “Conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir… con la sangre preciosa de Cristo… y mediante el cual creéis en Dios”, 1 Pedro 1: 18 – 21. Es una orden celestial.
Cuando el apóstol Pedro enfatiza en “vuestra peregrinación”, nos hace claro que somos “peregrinos y extranjeros”, en la tierra y que nuestra vida aquí es efímera y poco duradera comparado con la eternidad. Teniendo en cuenta que aunque sea efímera al traste con la eternidad, debemos SIEMPRE conducirnos con temor de Dios en todo lo que hagamos. Sí, somos peregrinos y ésta vida es un viaje hacia la Tierra Prometida, hacia la Vida Eterna. Eso me agrada. Somos peregrinos, peregrinos llamados a vivir una vida en Santidad, agradable a aquel que nos llamó de las tinieblas a su Luz Redentora y nos hizo sus hijos.  Juan 1:12, “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.
¡Dios te bendiga rica y abundantemente!
¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? ¡No temas, Cree solamente!
En el amor de Jesús,
Maribel Román Santiago©

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