Ciro, Rey de Persia

CIEN AÑOS ANTES…

“Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar los de reyes; para abrir delante de él puertas y las puertas no se cerrarán: Yo iré delante de ti y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre”. Isaías 45: 1 – 3

Cien años antes de que Ciro, rey de Persia, naciese, Jehová ya le había puesto nombre. ¡Qué espectacular! ¡Cien años antes! La profecía escrita por Isaías en el capítulo 45, toma forma 100 años después con el reinado de Ciro. Y luego se cumplió todo lo que en ella estaba escrito. ¿No es formidable? ¿No es maravilloso lo que nuestro Dios hace? Vienen tantos detalles a mi mente que no logro dar forma correcta a este escrito.

Primero, 100 años antes de que naciera Ciro, Dios le había dado nombre y propósito. Dios puso ese nombre en el corazón de los padres de Ciro. Y a ese hijo fue el que dieron el nombre. Y Dios honró su palabra. Ni el mismo Ciro sabía o conocía esta profecía hasta que fue confrontado con ella. Ciro, reconociendo y aceptando su misión, obedeció la Palabra dada por Jehová y mandó a su pueblo a reconstruir la casa de Jerusalén (Esdras 1:1–4). ¿No es maravilloso? Cuando el hombre descubre el propósito para el cual fue creado tiene dos opciones, obedecer o desobedecer. Ciro escogió obedecer y Dios lo bendijo. Se cumplió la Palabra de Jehová.

Segundo, cuando obedezcamos a la voz de Dios entonces las puertas serán abiertas y no se cerrarán; Él enderezará todos los lugares torcidos para que pasemos por ellos sin problemas; quebrantará puertas de bronce y hará pedazos los cerrojos de hierro, para que atravesemos por ellas sin mayor dificultad. Nada ni nadie nos podrá detener en todos los días de nuestras vidas, si obedecemos la voz de Dios. Además, te dará los tesoros escondidos y los secretos muy guardados para que sepas que Él es Jehová, el que te ha llamado desde el vientre y te ha puesto tu nombre.

Tercero y último, las promesas de Dios vienen condicionadas a la obediencia. No esperes recibir nada de Dios, aparte de su misericordia y fidelidad, si no eres obediente a Su Palabra. Jehová honra a los que le honran; a los que le niegan, les negará. Pero siempre permanecerá fiel, porque fidelidad es uno de sus atributos. “Y yo os digo: pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”, Lucas 11:9–10, (RV, 1960).  No se trata únicamente de pedir y llamar, hay que buscar… Buscar el reino de Dios y su justicia. “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”. Mateo 6:31–34 (RVR, 1960). 

¡Busca!

Recuerda, cien años antes ya Jehová tenía separado a Ciro para reconstruir una nación…

Piensa, ¿para qué Dios te está llamando? No sigas posponiendo tu llamado…

¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? ¡No temas, Cree solamente!

En el amor de Jesús,

Maribel Román Santiago©


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