Fe Madura





FE MADURA
“Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos con paciencia lo aguardamos”. Romanos 8: 24 – 25

Esto es fe: esperanza, esperar, aguardar, creer, saber con el corazón que lo que Dios ha dicho, aquello que anhelamos, lo recibiremos; no porque lo podamos ver, sino que estamos absoluta y totalmente convencidos de que si somos pacientes realmente lo lograremos aun a pesar de nuestras propias circunstancias.

No es que merecemos el favor de Dios; es que él nos ama tanto que nos lo regala.

Lo que nos sucede hoy, de alguna manera, está actuando a favor de lo que recibiremos mañana. David era un pastor de ovejas, daba su vida para defenderlas. Eran su herencia, debía cuidarlas por el bienestar de su familia y así lo hizo. La experiencia desarrollada en esa tarea le sensibilizó para trabajar con los hombres, le dio valor para la guerra porque perdió el miedo a pelear contra osos o leones hambrientos, venciéndoles todas las veces.

En ocasiones rezongamos porque el lugar en el que estamos ya nos parece poco atractivo, o retante. Deseamos alcanzar metas mayores y nos esforzamos por lograrlas, pero nada ocurre, por el contrario, es entonces cuando pasamos por inadvertidos, desapercibidos y minimizados. Entiendo que esto es parte del propósito de Dios para nuestras vidas. Aunque pensemos que estamos preparados, en nuestra propia opinión, es posible que realmente no lo estemos. Dios quiere evitarnos la  frustración de intentar hacer algo para lo cual no estábamos preparados del todo.

Es como cuando uno recoge una fruta del árbol porque aparenta estar madura, y cuando la probamos nos damos cuenta que su sabor habría sido más dulce si la hubiésemos dejado madurar en el árbol por más tiempo; tal vez unos días más. Entonces su sabor habría llenado todas nuestras expectativas y la saborearíamos en su totalidad. ¡El tiempo perfecto!

El tiempo perfecto de Dios para darnos aquello que le hemos pedido está en su sola voluntad, no en la nuestra. No lo forcemos, o en buen inglés, “don’t push it!”.

No apresuremos el camino. No apresuremos las cosas. No forcemos las decisiones. Porque a su tiempo todo sabrá mejor. No menosprecies el tiempo de la maduración, la siega está próxima a llegar. Ya verás las señales. ¡Fe!

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es a los que conforme a su propósito son llamados”.  Romanos 8: 28

¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? ¡No temas, Cree solamente!

En el amor de Jesús,
Maribel Román Santiago©


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